Asumir un territorio, instalarse, construir, es un acto vital para el ser humano como también para el colectivo, la instalación en este espacio nos lleva a la repetición del acto de la Creación o bien a la asimilación del Cosmos...nace el ritual. Bien pueda ser que el hombre en su afán de conectarse con el universo repita en este espacio la Creación misma, su reiteración es una representación con carácter de ritual que consagrará el espacio o lugar a habitar.
La consagración es un acto humano, individual o colectivo que busca la aprobación de él o los seres superiores (primeros antepasados etc...), nos encontramos aquí desde la ofrenda de la naturaleza hasta el sacrificio animal o humano, de lo simbólico a lo concreto, diversas formas de expresiones...del verbo al canto, del gesto a la danza....
Nuestro objetivo, como creadores, es volver a ciertos conceptos fundamentales de la existencia humana. Así como para nuestros pueblos originarios era imposible separar música, danza y rito, hemos querido utilizar el Tótem, como motor subjetivo, símbolo e imagen representativa de una etapa de la historia del ser humano, manifestado desde nuestra contemporaneidad, haciendo uso de la tecnología que hemos heredado, bajo el precepto de lo sagrado y lo profano.
La creación en si del instrumento musical espacializado nos lleva a plantearnos el acto de la representación escénica. Hemos decidido ritualizar aquellos elementos que nos hemos encontrado en la investigación y experimentación de este proyecto. Es ante todo fundamental reconocernos en torno al elemento que nos une.
El tótem, más allá de lo novedoso, de lo parafernalio y ciertos tipos de artificios, que estamos acostumbrados a observar cuando se aborda el trabajo con elementos tecnológicos en las artes escénicas, Tótem, concierto corporal electroacústico, es en sí el posesionamiento de un territorio con todo los rituales que esto conlleva, hemos querido huir de la estrecha relación entre música y danza a que nuestra sociedad nos ha llevado a consumir, buscamos adentrarnos en la contemplación del sonido y del movimiento, haciéndonos cargo de un terreno sagrado, de un tiempo no vertiginoso en un paisaje visual
La consagración es un acto humano, individual o colectivo que busca la aprobación de él o los seres superiores (primeros antepasados etc...), nos encontramos aquí desde la ofrenda de la naturaleza hasta el sacrificio animal o humano, de lo simbólico a lo concreto, diversas formas de expresiones...del verbo al canto, del gesto a la danza....
Nuestro objetivo, como creadores, es volver a ciertos conceptos fundamentales de la existencia humana. Así como para nuestros pueblos originarios era imposible separar música, danza y rito, hemos querido utilizar el Tótem, como motor subjetivo, símbolo e imagen representativa de una etapa de la historia del ser humano, manifestado desde nuestra contemporaneidad, haciendo uso de la tecnología que hemos heredado, bajo el precepto de lo sagrado y lo profano.
La creación en si del instrumento musical espacializado nos lleva a plantearnos el acto de la representación escénica. Hemos decidido ritualizar aquellos elementos que nos hemos encontrado en la investigación y experimentación de este proyecto. Es ante todo fundamental reconocernos en torno al elemento que nos une.
El tótem, más allá de lo novedoso, de lo parafernalio y ciertos tipos de artificios, que estamos acostumbrados a observar cuando se aborda el trabajo con elementos tecnológicos en las artes escénicas, Tótem, concierto corporal electroacústico, es en sí el posesionamiento de un territorio con todo los rituales que esto conlleva, hemos querido huir de la estrecha relación entre música y danza a que nuestra sociedad nos ha llevado a consumir, buscamos adentrarnos en la contemplación del sonido y del movimiento, haciéndonos cargo de un terreno sagrado, de un tiempo no vertiginoso en un paisaje visual
El proceso de instalación, construcción y puesta en escena de este proyecto tiene en la representación conceptos del imaginario colectivo de las personas que han participado en este.
De aquellos conceptos e ideas que como seres contemporáneos nos hemos planteado y forman parte de la coreografía y música, nos encontramos con el Hombre, la mujer, la respiración, la voz, el agua, el fuego, el individuo, el colectivo, el aire, la tierra, el arroz, la piel etc. entre otros. De estos conceptos tomamos su forma, color, olor, textura y sonido, son estos los elementos que forman el sostén ritual de nuestro trabajo, de cómo nos relacionamos con estos, de cómo los asumimos en este sociedad contemporánea que, sabemos ha ido desacralizando los espacios lentamente a través de la historia del hombre.
De aquellos conceptos e ideas que como seres contemporáneos nos hemos planteado y forman parte de la coreografía y música, nos encontramos con el Hombre, la mujer, la respiración, la voz, el agua, el fuego, el individuo, el colectivo, el aire, la tierra, el arroz, la piel etc. entre otros. De estos conceptos tomamos su forma, color, olor, textura y sonido, son estos los elementos que forman el sostén ritual de nuestro trabajo, de cómo nos relacionamos con estos, de cómo los asumimos en este sociedad contemporánea que, sabemos ha ido desacralizando los espacios lentamente a través de la historia del hombre.
Técnicamente hablando el sistema utilizado en Tótem, está basado en detectar el movimiento de los bailarines a través de sus sombras. En el escenario hay sensores de luz de tal forma que cada vez que un intérprete impide que la luz llegue plenamente a los sensores, éstos generan una señal que es enviada hacia la unidad central del aparato receptor de movimientos, la cual recoge el estado de cada sensor y lo convierte en un sonido, el que a su vez será procesado en vivo, por un computador, a través del programa MAX/MSP dando una infinidad de nuevos sonidos.
Cuando comenzamos a abordar el estudio de este proyecto nuestro pensamiento evidenciaba un sentido racional en su lenguaje corporal, que fue cambiando en la medida que nos fuimos adentrando en la significancia del ritual y el valor del movimiento en este. Nos resultó entonces, realmente difícil poder salir de la forma convencional de coreografiar en base a motivos, frases, o situaciones musicales, ligadas más que nada solo al ritmo. El aporte del lenguaje corporal de Tótem esta al servicio de la unidad de la obra, en este sentido no esperemos encontrar emoción ni una lectura cronológica de algún acontecimiento. Este aporte se traduce en la contemplación de los movimientos y de la comunicación de dos cuerpos en escena que vivencian un ritual, aquí, es donde cobra importancia la improvisación y la comunión de los interpretes, de cómo como resuelven mediante sus movimientos, la información de un cuerpo a otro, de cómo se conectan con el espacio sonoro y como se hacen cargo del paisaje visual.
La obra presenta una estructura natural y cíclica de las cuatro estaciones, estos elementos son el eje de cada escena (que nosotros llamamos rituales) son independientes entre sí lo que facilita la propuesta aleatoria.
La estructura de la obra es de carácter circular, por consecuencia conceptual, tanto la estructura escenográfica se representa mediante el circulo, basada en la cosmogonía del pueblo mapuche representada en el kultrun como también el sostén de la estructura de composición de las escenas y de la música.
Escenas de la obra
_ Invierno
Transición Música
_Primavera
Transición de intérpretes
_Verano
Transición Música
_Otoño
Cuando comenzamos a abordar el estudio de este proyecto nuestro pensamiento evidenciaba un sentido racional en su lenguaje corporal, que fue cambiando en la medida que nos fuimos adentrando en la significancia del ritual y el valor del movimiento en este. Nos resultó entonces, realmente difícil poder salir de la forma convencional de coreografiar en base a motivos, frases, o situaciones musicales, ligadas más que nada solo al ritmo. El aporte del lenguaje corporal de Tótem esta al servicio de la unidad de la obra, en este sentido no esperemos encontrar emoción ni una lectura cronológica de algún acontecimiento. Este aporte se traduce en la contemplación de los movimientos y de la comunicación de dos cuerpos en escena que vivencian un ritual, aquí, es donde cobra importancia la improvisación y la comunión de los interpretes, de cómo como resuelven mediante sus movimientos, la información de un cuerpo a otro, de cómo se conectan con el espacio sonoro y como se hacen cargo del paisaje visual.
La obra presenta una estructura natural y cíclica de las cuatro estaciones, estos elementos son el eje de cada escena (que nosotros llamamos rituales) son independientes entre sí lo que facilita la propuesta aleatoria.
La estructura de la obra es de carácter circular, por consecuencia conceptual, tanto la estructura escenográfica se representa mediante el circulo, basada en la cosmogonía del pueblo mapuche representada en el kultrun como también el sostén de la estructura de composición de las escenas y de la música.
Escenas de la obra
_ Invierno
Transición Música
_Primavera
Transición de intérpretes
_Verano
Transición Música
_Otoño