En un principio el espacio vacío, solo el paisaje visual que espera ser habitado, puro, sin intervención del hombre, sin marcas en la tierra, tan solo grietas que se conforman por los elementos que la naturaleza nos otorga.
INVIERNO
Hombre y mujer, horizontal y vertical, distantes y quietos, pero palpitantes y nacientes, solo el aire en el espacio, colmando a estos primeros habitantes, el impulso vital, que inicia el movimiento y el sonido. El espacio iluminado tenuemente desde la tierra hacia el cielo, semi oscuridad, Junto con el movimiento en extendido se inicia el canto, la dualidad se hace presente en danza y música. Los habitantes comienzan a trazar un lento camino de búsqueda, de habitar el lugar del otro, marcando el paso, la huella aparece, la respiración crece y los brazos se extienden demarcando la conexión de la tierra con el cielo. Cuerpos cruzando el umbral de la certeza de un paso frontal a la incertidumbre del atrás conjugando a la percepción del otro para cerrar el traslado enfrentándose y mirando la huella desde la otra orilla.
PRIMAVERA
Un temblor sacude la tierra, emanado desde el cuerpo mismo y de la sonoridad circundante, la luz se hace presente esta vez no tan tímida, señalando cuatro elementos, los cuerpos dibujan un circulo en el espacio buscando la conexión entre sonido, movimiento y elemento (aire - tierra – agua - fuego) asumiendo la materia corpórea de cada uno de ellos , indistintamente hasta encontrarse en el peso de uno a otro para despegar de la tierra al cielo, volviendo a separarse para diluirse en el sonido del agua y encontrase en quietud en el centro del universo.
VERANO
Los sonidos emanan de la naturaleza del paisaje visual, la textura se hace presente, y los cuerpos se buscan desprendiéndose de lo que los envuelve, Un radio de luz potente envuelve también el espacio, y los cuerpos se mueven iniciando el ritual de la búsqueda, y el viaje cósmico, piel con piel dibujándose mutuamente, para separarse, insertándose en un viaje que alterara los sentidos en un eterno girar. Vuelve la quietud y el hombre y la mujer buscan la comunión de movimientos, un solo movimiento, común de diálogo respirado de certeza de acción, la armonía se hace presente en la simpleza gestual, un estado de pureza que cerrará en una esfera contenida en sus manos.
OTOÑO
Decae la luz, decae el nivel vertical, la tierra atrae los cuerpos que otorgan su peso a la gravedad, queriendo resaltar con pequeños acentos la idea de negarse a la entrega, al sepulcro, al cansancio, o a la muerte, la tierra se mueve y se desparrama en diversas direcciones. Los sonidos se acentúan filosos y tajantes , premura que acecha, buscando en el movimiento como llegar a la quietud inicial, el hombre y la mujer retornan a su útero, su lugar de comienzo , no sin antes reafirmar la circularidad que los a envuelto en todo este viaje. Llega la calma la penitencia se hace presente y el sonido se torna un llamado, llueve, llueve sobre los cuerpos, sobre la tierra.
El proceso de investigación y creación, encabezado por Exequiel Gómez, fue llevado a cabo gracias al aporte de Fundación Andes (2002). El montaje fue financiado por el Fondo de las Artes y la Cultura FONDART 2005. Este momento nos encontramos abocados a la difusión de Tótem tanto en su concepto coreográfico como musical.